Trabajo en Altura

Síndrome de Ortostático o síndrome de Arnés

Trabajo en Altura

Durante el desarrollo de los trabajos cotidianos en los cuales es habitual el uso del arnés de seguridad como los trabajos en altura, trabajos verticales o espacios confinados, siempre existe el riesgo común de caída, la consecuencia es que el trabajador, en caso de caída en altura, queda suspendido de sus Sistema Personal para Detención de Caídas (SPDC).


En caso de no producirse un rescate de una forma rápida y organizada, la consecuencia es que el accidentado pueda sufrir el «síndrome del arnés» o “trauma de suspensión” o «Síndrome Ortostático».
Clásicamente el arnés es una pieza fundamental que está presente en casi todas las actividades relacionadas con la altura. Los trabajadores de verticales y de altura, alpinistas y espeleólogos experimentados saben que la suspensión durante tiempo prolongado de un arnés no tiene más consecuencias que las molestias ocasionada por la presión de las correas del arnés sobre los puntos de contacto.

La movilización de las piernas y los cambios de posición de las mismas, hacen que esta actividad se pueda realizar mucho tiempo sin complicaciones.

Al utilizar un arnés, sea del tipo que sea, se puede quedar suspendido de él a causa de un accidente y quedar inmóvil, esto implica un riesgo para la persona suspendida que debe ser neutralizado lo antes posible, en cuestión de minutos esta persona puede perder la vida. La caída de un trabajador, asegurado a una cuerda mediante un arnés y su detención posterior no es necesariamente la parte más peligrosa del accidente.

¿Qué es el Síndrome del Arnés?:

El Síndrome del Arnés es la respuesta fisiopatológica del cuerpo humano al ser
suspendido con incapacidad de movimiento en una posición vertical durante un prolongado periodo de tiempo, lo que ocasiona la dificultad en el retorno venoso de los miembros inferiores y la consecuente hipoperfusión de tejidos vitales.


Si bien es conocido como “Síndrome del arnés”, son muchos los autores que
abogan por el hecho de que debería ser llamado “síndrome de suspensión”, “síndrome de suspensión ortostática” o “síndrome de suspensión inerte”, ya que no es el arnés el que produce la principal causa de la patología, sino el hecho de estar en una posición suspendida con un impedimento de la correcta circulación sanguínea por una determinada cantidad de tiempo.

Síndrome de Arnés

Después de la caída viene la fase de la suspensión y esta fase puede llegar a ser rápida y potencialmente peligrosa e incluso mortal, especialmente si la víctima ha quedado inconsciente o sin posibilidad de moverse e incluso se puede dar el caso de sobrevenir la muerte si la víctima es descendida consciente y no se realizan las maniobras de reanimación correctas.

La razón de este síndrome hay que buscarla en la mecánica de funcionamiento de nuestro sistema sanguíneo. Cuando se está inconsciente o la posibilidad de moverse no existe es cuando el sistema venoso de las extremidades, especialmente las inferiores, puede almacenar grandes cantidades de sangre y, por tanto, queda poca sangre circulando. En definitiva, supone una falta de riego sanguíneo a los órganos vitales. Es importante que conozcamos que factores como la imposibilidad de mover las piernas, la deshidratación, la hipotermia, el dolor, la fatiga, los antecedentes de enfermedad cardiovascular o respiratoria y el estado de inconsciencia aumentan el riesgo de padecer el síndrome del arnés.

Andamio PERI 3 cuerpos

Síntomas del Síndrome Ortostático:

Los síntomas que presenta el síndrome del arnés son entumecimiento de pies y piernas, parestesia, náuseas, taquicardia, dolor intenso, sensación de asfixia, contracciones incontrolables, hipotensión y disminución del nivel de conciencia.

Un problema que nos encontraremos para evitar la aparición de síntomas en personas conscientes es que no hay signos premonitorios claros, pues se han realizado estudios en los que personas que permanecían suspendidas e inmóviles han pasado repentinamente de estar tranquilos a presentar síntomas e impresiona la rapidez con la que se presentan éstos una vez que la persona se encuentra suspendida.


La conclusión más importante de estos estudios es que no hay síntomas previos evidentes que nos hagan pensar en daños peores. Cuando aparecen los primeros síntomas, la víctima no puede reaccionar y en pocos segundos los síntomas se agravan llevando a la muerte del accidentado, si no es rescatado rápidamente.

Educación preventiva

Uso Cinta Antitrauma

En primer lugar, resulta evidente que la principal medida preventiva pasa por la reducción, o incluso eliminación del propio riesgo de caída a distinto nivel, mediante la aplicación de medidas técnicas (colectivas) y organizativas. En este sentido, deberían evaluarse previamente los riesgos y diseñar las tareas de forma que, se antepusieran, con carácter general, las medidas de protección colectiva frente al uso de los de equipos de protección individual contra caídas de altura.


Segundo, si no ha sido posible la eliminación del riesgo de caída a distinto nivel, tampoco ha sido posible reducirlo mediante medidas de protección colectiva, y finalmente la caída se produce durante la utilización de los mencionados equipos de protección individual, habría que actuar sobre la situación de suspensión, disminuyendo el tiempo de suspensión lo máximo posible.


Para ello, previamente deberá haberse previsto un plan de rescate y evacuación efectivo y, posteriormente, haber formado y adiestrado a los trabajadores de forma específica en el mismo, incluyendo la formación para el uso de los equipos necesarios para la ejecución de dicho plan de rescate y la realización periódica de simulacros. Un resumen no exhaustivo de medidas preventivas sería:

Cinta Antitrauma
  • Elección del tipo de arnés, incluyendo la talla adecuada y el ajuste correcto al trabajador.
  • Utilización de elementos adicionales como las cintas anti trauma, o arneses que incorporen este tipo de elementos, especialmente si se ha utilizado el elemento de enganche dorsal del arnés anticaídas y el accidentado se encuentra consciente y está capacitado para su uso. Estos equipos tienen la intención de reducir la presión ejercida por las bandas del arnés sobre las zonas superiores de las piernas del trabajador, favoreciendo la circulación.
  • En trabajos verticales es recomendable la utilización de silla o asiento (equipo auxiliar, no EPI) que permita al trabajador estar suspendido de la cuerda, pero liberando presión de las bandas del arnés, y se considera imprescindible si se prevé estar suspendido durante más de 30 minutos (NTP 789).
  • Presencia de recurso preventivo cuando se trate de trabajos con riesgos especiales de altura. Por ejemplo, cuando se realicen trabajos en que se utilicen técnicas de acceso y de posicionamiento mediante cuerdas (trabajos verticales), trabajos de montaje y desmontaje de andamios o redes de seguridad, o trabajos a más de 6 metros de altura o menor, pero en los que la protección del trabajador no pueda ser asegurada totalmente sino mediante la utilización de un equipo de protección individual contra el referido riesgo.
  • Si tras una caída el accidentado se encuentra en suspensión, se debe realizar un rápido rescate (garantizando la seguridad del propio rescatador), teniendo presente además que, si no es posible cambiar de postura al accidentado y se encuentra en posición vertical, deberá reducirse el tiempo de evacuación al máximo, priorizando el rescate o evacuación frente a la estabilización de la víctima.
  • Si durante el proceso de rescate el accidentado está consciente es recomendable que, durante la evacuación, el rescatador lo intente tranquilizar y lo anime a realizar movimientos de sus extremidades inferiores, o a adoptar una posición “semi-sentada” o con las rodillas flexionadas, para impedir que las piernas queden permanentemente en posición vertical.
  • Una vez completado el rescate, se debe colocar al trabajador accidentado en una posición que favorezca la recuperación del accidentado, a fin de reducir la probabilidad de que se produzca la denominada “muerte del rescate” por sobrecarga brusca del ventrículo derecho. Para ello, colocar a la víctima en una posición que permita que el retorno de la sangre acumulada se produzca de manera paulatina. Esta posición puede ser “semi-sentado”, en el caso de que el accidentado se encuentre consciente, o sobre el costado derecho en posición fetal en el caso de inconsciencia, debiéndose mantener esta posición entre 20 y 40 minutos antes de colocarlo en posición horizontal.
  • Vigilancia de la salud: análisis de factores de riesgo individuales que puedan favorecer la aparición de un síndrome de arnés durante la utilización del mismo.

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